La herradura es el más común amuleto de la buena suerte y símbolo mágico considerado como el talismán más antiguo del mundo. Sus aplicaciones esotéricas, casi infinitas, van desde su capacidad para protegerse del entorno, conciliar o disipar dudas, hasta conseguir deseos o ayuda en la buena suerte de la persona.
Colgar la herradura tras las puertas como acto mágico de protección.
Existen buenas razones para suponer que la forma de la herradura está
vinculada al símbolo pagano de la diosa Luna que se encuentra en la antigua
Europa representada como Artemis y Diana siendo que este amuleto invoca la
protección de la diosa misma. Se relaciona con otras deidades protectoras, como
la Santísima Virgen María, que se observa a menudo de pie sobre una luna
creciente.
En la mayor parte de Europa, el Medio Oriente, y en el español colonial de
América Latina las herraduras de protección suelen colocarse boca abajo, pero en
algunas partes de Irlanda y Gran Bretaña la gente cree que las herraduras deben
colocarse mirando al cielo.
En las regiones donde se coloca la herradura hacia arriba, la gente
entiende que actúa como recipiente divino, tal y como el cáliz en las
operaciones mágicas, recogiendo esa bendición divina recibida, fertilizándola y
llevándola a la manifestación en nuestras vidas. Por esta razón se cree que
colocar la herradura boca abajo hace que esa bendición se pierda o se
desaproveche.
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