sábado, 14 de julio de 2012

Celia. Tarotista y algo más.


Vive viendo, sintiendo y oyendo a los espíritus. En un mundo donde las personas se mueven en una realidad, ella vive en diferentes a la vez.

Ya de niña comienza a sentir la presencia de los muertos, pero fue con 23 años, durante el paso de una culebrina, cuando se agudiza esta fase espiritual. Estas experiencias, como a cualquier persona, le producen miedo y angustia.
Comienza una búsqueda de respuestas que le llevan hasta una señora tarotista de calle Ollerías. Esta señora, además de hablarle con toda la naturalidad del mundo sobre lo que le ocurría y de transmitirle en cierta medida algo de tranquilidad, le dice que no sólo es vidente sino también sanadora espiritual y le da varios consejos. Entre los consejos estaban:
  • Que aprendiera a usar el tarot, pues sería su medio de comunicación entre los seres espirituales.
  • Que ese gasto de energía mental y física que se producía durante el tiempo de videncia, debía tener un pago pues de lo contrario no sería valorado como era debido.
  • Y otro de los consejos, no menos importante, es que evitara hacer este acto con familiares directos, pues inevitablemente  vería cosas no muy agradables que le harían sufrir más de lo debido.
Se inicia pues un proceso de búsqueda de conocimiento, de autoformación, todo esto en medio de una lucha contra corriente y sin desatender su vida familiar.
Va sintiendo como le nace la necesidad de ayudar espiritualmente a los demás y como esta necesidad va creciendo a la vez que su conocimiento y seguridad se fortalecen. Pero no está convencida totalmente de que esa sea su misión en la vida.
Empieza a echar el tarot sin cobrar nada a cambio sólo algunas voluntades. Al comprobar lo reconfortadas y agradecidas que se quedaban las personas que acudían a ella y lo bien que se sentía ella misma, su necesidad de ayudar espiritualmente a los demás vence finalmente. 
Durante este proceso también pudo comprobar como la señora tarotista de calle Ollerías no se equivocaba al darle los consejos que le dió.

 En el camino de la vida nos acompañan seres espirituales que nos ayudan a desarrollar nuestros logros para poder realizar nuestro propósito de vida, encontrando nuestra paz. 

Los seres del mundo espiritual nos ayudan a comprender lo que acontece en la tierra y nos trasmiten su fuerza y energía.Ellos quieren comunicarse para que entendamos que no estamos solos, quieren que los escuchemos para comprender el porqué de situaciones por las que estamos pasando y enseñarnos una puerta que conduce a un cambio en nuestras vidas.
Algunas personas, misteriosamente, poseen la gracia para hacer de puente entre la realidad y el mundo de los seres espirituales. Celia es una de ellas.



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